Auge
y declive del Puerto de Sevilla (s. XVI-XIX) con su consiguiente influencia en
Coria
Se ha llamado Puerto de Indias al de Sevilla a partir del Siglo de Oro por haber sido un lugar donde se embarcaban pasajeros y mercancías con destino al Nuevo Mundo, así como lugar de partida y llegada de las flotas de Indias. La explotación de las Indias, propiciada a través del tráfico colonial, exigía un magno sistema organizativo, tan amplio como efectivo, capaz de canalizar toda esa oleada de prosperidad que venía a España y que llegaría a ser uno de los pilares básicos de la economía española durante poco más de tres siglos. Por ello se creó en 1503 la Casa de Contratación ubicada en Sevilla, como instrumento estatal para monopolizar y supervisar la Carrera de Indias. El puerto de Sevilla todo el tráfico marítimo castellano y aragonés con el Nuevo Mundo.
En cierto modo Sevilla se constituía en “puerto de mar” pero al resguardo de previsibles ataques de las flotas enemigas de España y de este modo Coria por su situación junto al río Guadalquivir, junto al meandro de la Merlina punto de parada obligada de las naves en un “puerto secundario”. Por tanto frente a Cádiz que entonces era un pequeño puerto con escasa población, Sevilla cumplía con el requisito prioritario de la seguridad que ofrecía su puerto de navegación fluvial ante los previsibles ataques de piratas y corsarios. Esta era una cuestión que Cádiz no podía garantizar, habida cuenta de la fragilidad de sus defensas, como lo puso de manifiesto el saqueo angloholandés en 1596 . En esa época Sevilla contaba con unos 45.000 habitantes mientras Cádiz no alcanzaba ni la tercera parte de dicha cifra . Además a finales del siglo XV Sevilla disponía de un tejido mercantil desarrollado, siendo la ciudad más poblada del Reino de Castilla, su abundante población podía surtir la tripulación de las expediciones y sus alrededores agrícolas podían abastecer perfectamente a los barcos. La actividad comercial con las Indias permitió a Sevilla más que duplicar su población pasando en algo más de un siglo, a ser de 121.503 habitantes en 1597 .
En el
siglo XVI la zona típicamente portuaria estaba en el Arenal. Se disponía de una
extensión de 720 metros de largo, entre la Torre del Oro y el Puente de Barcas
de Triana, y 240 metros de ancho, que era lo que había entre la Torre del Oro y
el Postigo del Carbón. Esta zona del río ocupada en el tráfico naval y al comercio fue conocida como el Compás de las Naos o
Compás del Río . Por otra parte de la banda de Triana teníamos el muelle Camaronero y el muelle de las Muelas.
En el año 1509 Cádiz adquiere el derecho de registrar las naves de Indias y más tarde el de desembarcar productos de las Antillas. También en 1508 se autorizó a Sanlúcar de Barrameda el embarque a las Indias, bajo la supervisión de un delegado de la Casa de Contratación.La expedición de Magallanes-Elcano, que dio la primera vuelta al mundo, zarpó con cinco naves el 10 de agosto de 1519 del muelle de las Muelas completando la circunnavegación regresando a Sevilla el 8 de septiembre de 1522.
En 1519 se decidió autorizar el flete y descarga de barcos de las Indias en Cádiz y Sanlúcar de Barrameda, también con supervisión de delegados de la Casa de Contratación. En 1522 se autorizó al puerto de La Coruña a organizar expediciones a las Islas Molucas (Indonesia), pero en 1529 el puerto gallego perdió el acceso a este tráfico cuando esas islas pasaron a Portugal. En 1529 Carlos I suavizó el monopolio sevillano de comerciar con las Indias autorizando a ocho puertos españoles (La Coruña, Bayona, Avilés, Laredo, Bilbao, San Sebastián, Cartagena y Málaga) a comerciar con América, aunque los barcos debían pasar antes por Sevilla para facilitar la tarea fiscalizadora de la Casa de la Contratación .Entre 1525 y 1534 se permitió a las Islas Canarias participar en el comercio americano. Desde mediados del siglo XVI se permitió zarpar de Canarias a las Indias a los barcos, con supervisión de delegados de la Casa de Contratación.
Desde
el siglo XVI se exportó al Nuevo Mundo desde Sevilla gran cantidad de vino
producido en comarcas andaluzas como el Aljarafe sevillano y el Condado de
Huelva. También se embarcaba aceite de oliva, trigo, frutos secos como higos
secos, sardinas en arenque, lana, cueros, telas, ropas, jabón, miel, cera, papel,
cerámica, vidrios, instrumentos, medicinas, zapatos, herramientas, libros, etcétera. Muy
importante fue la exportación de mercurio llamado azogue traído de Almadén (
Ciudad Real) que se usaba para extraer la plata por el procedimiento de la
amalgama). . Los barcos que llegaban de América descargaban oro, plata, perlas,
cueros, azúcar, sebo, zarzaparrilla, algodón, palo brasil, guayacán, añil,
maderas preciosas y otras mercancías.
En 1535 se fundó el Juzgado de Indias que permitía eludir parcialmente el control que ejercía la Casa de Contratación de Sevilla en el comercio con las Indias. Desde la mitad del XVI Sevilla es incapaz de abastecer la demanda americana y en Sevilla se importan productos manufacturados de Europa que desde Sevilla salían hacía América y los mercaderes sevillanos se constituyen en intermediarios. La autorización dada por Carlos I de comercio con la restricción de pasar previamente por Sevilla desde donde se organizaban las flotas para los puertos de Cartagena , Málaga, La Coruña, Bayona, Avilés, Laredo, Bilbao y San Sebastián, ) a comerciar con América decae en 1573 cuando Felipe II restableció el monopolio de Sevilla.
En el siglo XVI, la industria naval sevillana tenía mala reputación debido a la baja calidad de la madera disponible en las sierras más próximas a Sevilla para la construcción de barcos. Además, el velamen, las cuerdas y otras partes esenciales debían importarse. Esto impidió que Sevilla desarrollara una industria naval fuerte. Las limitaciones de calado no permitían fabricar barcos en Sevilla de más de 500 toneladas. Por Real Cédula del 16 de junio de 1593, se prohibió el uso de barcos construidos en Sevilla para las rutas con las Indias, aunque hubo algunas excepciones. El astillero ubicado en el barrio de Triana durante los siglos XVI y XVII se especializó principalmente en la reparación de buques, a ello se añadía la construcción de pequeñas embarcaciones de 50 toneladas como máximo del tipo veloces barcos de aviso, chalupas, gabarras e incluso numerosas barcas de pesca. .
En las primeras décadas del siglo XVI, los barcos viajaban de manera individual hacia América. Sin embargo, en 1526 se implementó para una mejor protección navegar como convoyes protegidos por las Armadas de Indias. Los barcos salían de Sevilla uno tras otro y se reunían en Sanlúcar de
Barrameda, donde se organizaban en convoy y, tras una escala en
Canarias, cruzaban el Atlántico juntos. Para 1543, se estableció un sólo convoy anual que a la altura de Dominica, se dividía en dos grupos: un grupo se dirigía a Cartagena de Indias y Nombre de Dios, y el otro a Santo Domingo y Veracruz. En 1561, a solicitud del Consulado de Cargadores a Indias, se creó un sistema de dos convoyes anuales con destinos diferentes. La primera expedición tenía como destino Veracruz, y la otra, Nombre de Dios o Portobelo.
Entre finales del siglo XV y comienzos del XVI, hubo una quincena de lugares de parada habitual de barcos en el curso del río Guadalquivir hasta Sevilla. De estos lugares destacaban como villas Sanlúcar de Barrameda y Coria del Río. Sanlúcar de Barrameda era una parada técnica, donde solía haber un cambio de pilotos y donde se esperaban buenas condiciones para poder cruzar la barra que se encuentra en la desembocadura. Coria del Río, por su parte, era un lugar para cargar productos de la comarca del Aljarafe, como aceite de oliva y leguminosas. Los barcos más grandes solían parar en el paraje de La Horcada situado sobre la parte inferior del Brazo del Este del Guadalquivir que permitía sin problemas el atraque de galeones, para aligerar su carga antes de seguir subiendo el Guadalquivir o para completar la carga si partían. Otro el paraje destacado era Borrego que se encontraba justamente en la parte superior del Brazo del Este, por tanto más cercano a Sevilla (aprox. frente a la Puebla del Río) , curiosamente este paraje tomó el relevo al lugar de La Horcada en el s. XVII, cuando ya sólo subían hasta Sevilla barcos en el rango de 200 a 400 toneladas, ya que predominaban para el tránsito oceánico entonces los galeones de más de 700 toneladas y que debían quedarse en Cádiz.
En 1614 el Consejo de Indias autorizó que los navíos completasen su carga en Cádiz antes de partir. Desde 1622 los barcos de las armadas de escolta para los barcos que transportaban los metales preciosos recibieron permiso para permanecer fondeados en Cádiz, sin los problemas de calado fluvial de Sevilla A partir de 1648 Cádiz incrementa su papel en el comercio con las Indias, aunque en 1664 se prohibió a las flotas de Indias parar en Cádiz, para ayudar a la centralización en Sevilla, sin embargo, en 1680 se fijó la cabecera de las flotas de Indias (i.e. su arribo y descarga) en Cádiz. Po0r tanto desde 1680 los galeones que procedían de las Indias no llegan a Sevilla sino sólo a Cádiz donde se produce el alijo a urcas más apropiadas par ala navegación fluvial, así Sevilla, cada vez más, quedaba relegada a una función meramente administrativa.
En 1777 la nueva mentalidad liberalizadora de Carlos III dio al traste con este monopolio gaditano, estableciéndose la libertad de puertos con América. Fue una dura decisión para la ciudad, cuyo declive económico se vería agudizado por las guerras contra Inglaterra y, luego, con los brotes independentistas americanos.
Durante los años de las Cortes, Cádiz se vio sometida a un largo asedio por parte de las tropas napoleónicas. Sin embargo esta circunstancia no afectó a su abastecimiento por mar, gracias a los productos que llegaban a su puerto.
Una vez concluida la Guerra de la Independencia, conforme las noticias de la insurrección americana eran cada vez más inquietantes y la vuelta al absolutismo imponía un claro proteccionismo el tráfico portuario tanto de Cádiz como de Sevilla entrarían en declive. En 1829 Fernando VII decreta el puerto franco para Cádiz y el Puerto de Sevilla se iría beneficiando de las mejoras en las condiciones de navegabilidad del Guadalquivir introducidas por la corta de la Merlina (1795) y la Corta de Borrego (1814) hasta Sevilla con múltiples complicaciones de bajos y zonas de tornos que alargaban el viaje. El siglo XIX supuso un nuevo despertar para la actividad portuaria de Sevilla, pasando a ser su puerto de nuevo el centro de la vida económica de la ciudad. Sin embargo Coria no se benefició de la misma manera que durante los s. XVI-XVII, ya que a partir de la corta de la Merlina los barcos pasaban de largo de nuestro pueblo. Hitos en este auge son la creación en 1814 de la Real Compañía de Navegación del Guadalquivir con el objetivo de modernizar el puerto y la navegabilidad del río, que emprendió varias obras de ingeniería, incluyendo la eliminación del torno de Borrego.
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