La Feria de Coria del Río desde su origen en la primera mitad del s. XIX
hasta la primera mitad del s. XX.
La feria de Coria del Río es una de las más antiguas
de la provincia de Sevilla, antecediendo su origen en diez años a la de la
capital. La reina Isabel II, concede a la villa de Coria del río una feria
ganadera en el año de 1838 que se debe celebrar durante los días 1, 2 y 3 de
septiembre. Entre 1833-1840, los primeros años del reinado, hasta que Isabel II
cumple 10 años la regencia fue asumida por su madre, María Cristina de
Borbón-Dos Sicilias. Poco más tarde la feria ganadera de Coria, que no llegó a
alcanzar gran calado, se traslada a los días 25, 26 y 27 del mismo mes de
Septiembre, quizás para no hacerla coincidir con la de Santiponce, más antigua
y que le hace sombra.
La feria Ganadera
Año
1838, gobernaba en España como regente de su hija Isabel II la esposa viuda de
Fernando VII, Sevilla no sabia lo que era una feria, cuando
Coria del Río tiene el privilegio de que se apruebe la concesión real de la
feria de ganados y mercado. Hacía solo 23 años que los españoles habían
expulsado al ejercito francés de Napoleón, apenas hace cinco años que se crea
la provincia administrativa de Sevilla, aún el país no conocía el ferrocarril y
apenas hace 20 años que circulan los primeros barcos de vapor por el
Guadalquivir. En el 1838 los ganaderos corianos deciden organizar un mercado de
ganado en el mes de Septiembre. La instauración por real orden prueba de la importancia ganadera de Coria del Río como
lugar de cría pero sobre todo de tránsito de ganados, entonces muy pocas
poblaciones en la contaban con tales ferias. Existía entonces las más
destacadas ferias de Mairena del Alcor, la más afamada celebrada en Abril con
miles de cabezas de ganado, Écija, Osuna y la de Santiponce en Octubre. Las
tradicionales y prestigiosas ferias de Santiponce y de Mairena del Alcor eran
muy frecuentadas por los ganaderos de Sevilla antes del periodo de las cosechas
y tras el mismo. Los ganaderos corianos pensaron que la feria de Mairena tenía
tal volumen que con ella no se podía competir, por eso pensaron ponerla en los
primeros días de Septiembre. Pero luego se trasladó a los últimos días del mes
por conveniencia de fechas. El caso es que la feria
de Coria no cuajó con éxito, debido a proximidad en fechas y zona con la de
Santiponce, que actuaba como feria de ganados de la misma Sevilla por su mayor
proximidad. Santiponce tenía el convento de los monjes jerónimos que tenían
hasta la desamortización de Mendizabal una extensa cabaña de ganado vacuno
manso y bravo que pastaba en las Islas. Santiponce como “villa comunera” de los
pastos de las Islas del Guadalquivir se trata también de un lugar de gran
raigambre ganadera y a su feria acudían con predilección los ganaderos de la
ciudad de Sevilla. Desde 1847 se establece la Feria de ganados de Abril
en Sevilla, esto no supuso una grave competencia para
Coria por celebrarse en otras fechas. La feria de Coria desde sus comienzos mal
vivía porque muchas veces no tenía ingresos suficientes como para cubrir los
gastos para pagar a la Hacienda Real , en 1854 la feria no se realiza debido a
una grave epidemia de cólera que afecta a Coria, de cualquier forma pervive
como feria ganadera hasta poco después de 1860. Es partir de entonces cuando toma
una dimensión festiva y pasa de su primitiva instalación en el Prado de la
Soledad a la calle Larga. En efecto, hasta la aparición de la Feria de
Abril de Sevilla en 1847, todas las ferias anteriores se regían por los rígidos
esquemas ferias-mercado, principalmente de ganado, en las que el elemento
lúdico ocupaba un papel secundario, con motivo de la celebración de alguna
venta afortunada o breve esparcimiento de los propios mercaderes y compradores.
Al establecerse desde la Feria de ganados de Sevilla, se añadió un nuevo
sentido a la celebración ferial incorporando al mercado de ganados y productos
agrarios, desde sus comienzos un predominante componte de celebración festiva. Así por contagio también en Coria la antigua
feria de ganado se convierte en fiesta desde los años 1860, dando comienzo a
una segunda etapa.
En los tres días de Septiembre que comprendían
la feria traficantes de la provincia de Sevilla acudían a Coria como lo hacían
a otras ferias a proveerse especialmente de ganado vacuno, porcino, caballar y
lanar y utensilios de labor. De estos tres días de duración los tratantes se tomaban como era habitual ese dia como de tanteo de preciso y los negocios se animaban mucho más y se solían cerrar el segundo o trecer día de la feria. La feria se ubicaba junto al río en el enorme
espacio del Prado de Magdalena y de la Soledad. Creemos que hacia el Prado de
la Soledad estaba el Real con sus tenderetes y hacía el de la Magdalena se
acogía a los ganados distribuidos en rediles, aquí era donde se hacían las
ventas. El aprovisionamiento de agua estaba garantizado mediante “unas
bajaeras” hasta el río, para alimentar al ganado se disponía de almiares de
paja y de los pastos del Prado de la Magdalena y Sevilla. . A la otra parte se disponía Real de la feria: una calle con los puestos que sirven comidas, que venden ropa, de arreos y objetos de madera y por último los puestos de quincallería y mercería. A ello se añaden las fondas, mesones y tabernas existentes en el mismo pueblo que se disponían en el entorno de la calle de la Plaza en dirección al Prado y el río Guadalquivir. En una caseta situada en el Real, se instalaba la oficina municipal, donde se tramitaba la documentación, se recaudaban las tasas y se registraba el ganado y los puestos establecidos.
Los días de mercado de ganados se reducen a los tres días oficiales de la feria, aunque en los dos días "de vísperas" ya se creaba un ambiente con los feriantes que iban llegando. El Real disponía de varias decenas de puestos en los que se vendía una gran variedad de productos, desde alimentos (dulces, verduras, carnes, platos cocinados), ropas y adorno personales, hasta arreos para animales, herramientas, quincallerería, armas y juguetes. El gran número de ganados y feriantes que acudían y el abundante dinero fácil que corría de mano en mano, atraía a jugadores, ladrones y prostitutas, el que mucha gente acudía armada con trabucos y facas daban su buen trabajo a los alguaciles de la villa de Coria del Río.
A veces algunos jinetes daban muestras de sus habilidades en el Real haciendo diversos ejercicios ecuestres y otras pruebas de las que derivan las carreras de cintas. Por la noche la bebida, el juego y la diversión se apoderaban del Real. Buena parte de la alegría de la feria era debida al elevado consumo de vino y sobre todo de licores y aguardientes para celebrar los ganaderos sus tratos. Tragos servidos en los múltiples puestos de bebidas y fondas hechas de cómo carpas establecidos en la feria. La ferias entre otras cosas, era propicia el encuentro de hombre y mujeres, apareciendo los amoríos y también porque no decirlo el encuentro con fulanas. El juego, una costumbre muy extendida en la población andaluza, no podía faltar en la feria. Se trata de juegos de apuestas como naipes, reolinas, boliches, banca y monte. Todos estos juegos de azar estaban sometidos a prohibición por las leyes del reino, pero su persecución resultaba en ese ambiente escasamente eficaz.
La feria como fiesta
Los antecedentes festivos
de la feria de Coria del Río hay que buscarlos en las celebraciones del Corpus
Christi tenidas desde el s. XVI. El Corpus decayó como fiesta cívico-religiosa
en Coria entre 1836 y 1860, especialmente cuando surgió la Feria de ganado en
1838 como fiesta civil. Anteriormente la Hermandad del Santísimo Sacramento en
colaboración con el Ayuntamiento organizaba no sólo la procesión de Corpus sino
también los que eran los festejos más grandes de la localidad cuando aún no se
había inaugurado la feria ganadera de Coria. La celebración consistía en la
procesión con sus carros alegóricos y la custodia, a ello se sumaba bandas de
danzantes. Las vísperas y el día del Corpus incluían luminarias, pólvora,
representación de autos sacramentales y llegada de puestos ambulantes. Sin duda
el Corpus Christi en los s. XVI-XVIII fue la fiesta durante mas relevante de
Coria, como lo siguió siendo siempre en La Puebla junto a Coria En todo caso en
la Puebla ha continuado y mientras desde mitad del s. XIX en Coria estas fiestas
se extinguieron. Sin duda tuvo un gran peso en ello junto a la entronización de
la feria de ganados, la desamortización eclesiástica de Mendizabal (1836) ya
que como consecuencia de ella la Hermandad del Santísimo Sacramento se quedaría
sin su principal fuente de ingresos como eran las tierras y ganados que poseía
que quedaron en manos del Estado sin compensación alguna y se vendieron en
subasta.
Por hacernos una idea mas detallada de como se celebraban anteriormente los días del Corpus durante los s. XVI-XVIII vamos a aportar alguna información adcional. El Corpus Christi con su procesión y sus fiestas desde las últimas décadas del siglo XVI se convierte en una manifestación religiosa barroca . Después del Concilio de Trento la Iglesia quiere de trasladar al pueblo y al mundo protestante el mensaje de una presencia real del Cuerpo y Sangre del Señor, se busca el relumbre que subraye la importancia de este hecho tanto como celebración adoradora religiosa como festiva. La anterior procesión sencilla bajo palio generalmente aumentó su teatralidad escénica en la calle acompañándose de bailes y otras manifestaciones alegóricas como la Tarasca que solía abrir el cortejo representando a los vicios y pecados de la sociedad. Por ello el Corpus y su octava pasó a coincidir con una auténtica feria acogida multitudinariamente por el pueblo. Se instalaban puestos de turrones y baratijas en torno al recorrido, no faltaban los espectáculos teatrales esos días con autos sacramentales en que frecuentemente se hacía alusión a las virtudes teologales (la Fe, Esperanza y Caridad como personajes) y representaciones de vidas de santos. También se organizaban juegos de toros. En pocas palabras días de fiesta completa donde había permisividad para comer y beber, con una patente contraposición a la austeridad penitencial de la Semana Santa.
Por hacernos una idea mas detallada de como se celebraban anteriormente los días del Corpus durante los s. XVI-XVIII vamos a aportar alguna información adcional. El Corpus Christi con su procesión y sus fiestas desde las últimas décadas del siglo XVI se convierte en una manifestación religiosa barroca . Después del Concilio de Trento la Iglesia quiere de trasladar al pueblo y al mundo protestante el mensaje de una presencia real del Cuerpo y Sangre del Señor, se busca el relumbre que subraye la importancia de este hecho tanto como celebración adoradora religiosa como festiva. La anterior procesión sencilla bajo palio generalmente aumentó su teatralidad escénica en la calle acompañándose de bailes y otras manifestaciones alegóricas como la Tarasca que solía abrir el cortejo representando a los vicios y pecados de la sociedad. Por ello el Corpus y su octava pasó a coincidir con una auténtica feria acogida multitudinariamente por el pueblo. Se instalaban puestos de turrones y baratijas en torno al recorrido, no faltaban los espectáculos teatrales esos días con autos sacramentales en que frecuentemente se hacía alusión a las virtudes teologales (la Fe, Esperanza y Caridad como personajes) y representaciones de vidas de santos. También se organizaban juegos de toros. En pocas palabras días de fiesta completa donde había permisividad para comer y beber, con una patente contraposición a la austeridad penitencial de la Semana Santa.
Desde esta esquina de la calle Larga con la de la Laguna y del Altozano
hasta la plaza de la Soledad se instalaban los tenderetes y puestecillos y se iluminaba la calle. Esto sucedería alrededor de 1860 (cuando la feria perdió su carácter ganadero para tomar uno festivo). Se observa a la derecha de la imagen una torre con transformador eléctrico.
Cuando llega la electricidad a Coria naturalemente los
corianos pudieron disfrutar de una iluminación ferial vistosa y que causó honda
sensación.
Es a partir de 1860
cuando la feria aunque conserva parte de su carácter mercantil, comienza a
destacar como feria de esparcimiento y diversión popular. En un principio se
instalan adornos y luces a la veneciana como “real de la feria” en la calle
Larga en el tramo que va desde la confluencia de la Laguna a ermita de la
Soledad. En este espacio se
instalan también los puestecillos y ya hacia el Riopudio otros barracones donde
se desarrollan espectáculos destinados a divertir al público que acude al
festejo. Son espectáculos de títeres, pulchinelas y payasos grotescamente
vestidos que divierten al público con historias y cuentos jocosos,
escenificaciones, chistes o juegos; las "chirichinas" son barracas de
atracciones que llaman la atención del público con ruidosa música y platillos.
En toda la calle Larga los volatineros que hacen cabriolas, saltos y juegos
malabares, aparecen los músicos gitanos con contorsionistas, animales
amaestrados y posiblemente el llamado “número de la cabra”.
La rondalla de guitarras y laúdes recorren el real
alegrándolo con su música. Desde el año 1890 en que se inaugura el teatro Luna
posteriormente conocido como tetro Quevedo en el Corral del Pitero con
capacidad de más de 500 localidades, también durante la feria se celebran en él
actuaciones de teatro o zarzuela a cargo de compañías ambulantes. En la misma
calle Larga en los casinos Liberal y Republicano se celebraban bailes al son
del piano.
Desde finales del s. XIX ya perdido totalmente el carácter de mercado de
ganados el Domingo de feria se hace coincidir siempre con el tercer domingo de
Septiembre. El viernes, sábado y domingo por la tarde se organizan becerradas
por parte del Ayuntamiento, que predisponían a la diversión y que se
convirtieron en el eje alrededor del cual se celebraban otros festejos. La
Feria ya desde esa época como es tradición culmina el domingo con una sesión de
fuegos de artificio.
Desde
principios de 1900 nos consta que se celebran regatas de barcas a vela o con
remos, cucañas en el río y carreras de cintas a caballo; actividades todas
organizadas por el Ayuntamiento. Se siguen celebrando las tradicionales
becerradas y los selectos “bailes” de los dos casinos de la calle Larga. A ello
se añaden otras actividades de carácter estrictamente popular como tómbolas,
puestos de buñuelos y tenderetes de bebidas. En 1909 vería por primera vez
el alumbrado eléctrico en Coria y en ese mismo año el alumbrado eléctrico se
extendería a la feria. En
esta época se hacen habituales los conciertos de música de bandas militares. En
esos años también comenzaría a darse funciones públicas del cinematógrafo
durante la feria, pagadas por el ayuntamiento, al aire libre en el Prado de la
Soledad a la que niños y mayores acuden con sus propias sillas. Las
proyecciones se hacían con la máquina de cine desde detrás de la pantalla
constituida por un gran lienzo blanco dispuesto en un bastidor provisional,
todo aportado por un ambulante del recién estrenado negocio del cine.
Tradicionalmente
las becerradas se celebraban en una plaza de toros hecha con carros en el
Corral de los Peñas (un espacio que servía de tinao a esa familia, hacia el
interior de la callejuela que hay hoy en día a comienzos de la c/ Antonio
García, por tanto muy cerca de la C/ Larga), otras veces en otro corralón del la
calle Gravina. Las becerradas no incluian la muerte del animal y era pura
diversión de los mozos, causando muchas veces altercados publicos pro la
actuación de borrachos y peleas frecuentes entre los mozos. Posteriormente en
la década de los años 1920 se construyó en el prado de la Soledad por
iniciativa de un particular una plaza de toros fija de madera aunque con
enfermería de obra (plaza situada casi al final entre lo que hoy son las c/ Luz
y c/ Huertos). La plaza era
cuadrada y su propietario era Francisco Jamardo León, conocido como el Gallego
de la Pi (la Pi era su mujer coriana) pues el era un tratante de genero de
ladrillos y otras mercancias que provenía de la provincia de Pontevedra. Este
Francisco Jamardo era también empresario de cuantos festejos en ella se daban,
poco despues de su muerte acaecida antes de 1940, la plaza ya no tendría
continuidad. En el periodo en que estuvo en marcha esta plaza durante la feria
se celebraban dos festejos con cuatro astados en primer lugar una novillada y
al día siguiente una corrida. Estos días solían ser el sábdo y domingo de feria
con lo cual los sevillanos venidos con un servicio especial de camiones o con
el tranvía tenían ocasion de disfrutar también de la feris coriana a orillas
del Guadalquivir.
En
1931 tras la instauración de la II República Española, la feria se traslada al
prado de la Soledad junto al Parque o Paseo del Río creado en 1916
con motivo del Día del Árbol. La feria vuelve de nuevo a este emplazamiento
pero ya con carácter únicamente festivo y no ganadero. La feria en el Prado
resulta mucho más lucida que la que se hacía en la calle Larga, esta iniciativa
correspondió al barbero y concejal republicano de festejos D. Manuel de la Rosa
Bohórquez. Con ello se comienza a instalar algunas casetas entre las que
destace naturalmente la Caseta Municipal. En este nuevo emplazamiento comienza
un lento pero constante período de expansión tan sólo interrumpido por la
Guerra Civil del 1936-39.
Lejos está con la llegada de la II Republica la feria mercado de ganado que se ianuguró en 1838, ahora vuelve la feria de nuevo al Prado de la Soledad pero convertida de un negocio en una pura fiesta. En este emplazamiento del Prado encontraría la feria mayores posibilidades de expansión que las que tuvo en la calle Larga. Aparece con ello en Coria las casetas de feria tal como hoy las conocemos, en un entorno al que llegan la brisa del Río Guadalquivir y los aromas del Paseo de Carlos de Mesa.
La
feria de Coria sería en esa época cuando empieza a atraer más forasteros,
aunque ya disponía de servicio de barco a vapor diario que en feria se vería
reforzado con la capital es en 1932 en que se produjo la inauguración de la
línea de Tranvía cuando la afluencia foránea se multiplica. Tradicionalmente la gente de Coria no iba a Sevilla ni
siquiera durante su feria, sin embargo mucho público llega para disfrutar de
nuestras fiestas de septiembre en el tranvía desde Sevilla, Triana, San Juan de
Aznalfarache, Gelves y La Puebla del Río.
La Feria en el Prado tenía una distribución fija: La parte de la entrada la marcaba una glorieta con sus setos y cuatro árboles grandes en las esquinas, después venía la portada que daba paso al Real, al final del mismo "los cacharritos". Los típicos eran el güitoma o también llamado voladores, las cunitas o también llamadas barquitas, el tiovivo o también conocido como las calesitas o cochecitos. Estas eran las atracciones más habituales, todas con tracción humana. Junto al tiovivo, en muy rara ocasiones los más pequeños podían disfrutar de atracciones a tamaño reducido como el güitomita o una noria pequeña. En raras ocasiones aparecía por Coria el Balansé, que es como una noria pero con sólo dos cestos de madera y con unos listones fuertes de madera de unos
Alrededor de la glorieta se ponían unos puestecillos con juguetes para los niños principalmente consistentes en caballitos y muñecas de cartón. Conforme se pasaba la portada la la izquierda estaba primero la tómbola, luego un kiosco con veladores, la caseta de la Artística Coriana, y las casetas de tiro. En la acera de la derecha del Real nos encontrábamos con las casetas de los turroneros con sus carburos, una caseta de baile, la caseta municipal y los puestos de los buñoleros, para acabar como se dijo con la zona de los cacharritos.
FJ Barragan Nuestra feria, nace por el año 1838 gracias a que la Reina Isabel II nos la concede, y se celebraba los días 1, 2, y 3 de septiembre. (posiblemente se elige este mes para que los habitantes de nuestro pueblo y alrededores tengan terminadas las principales actividades agrícolas y ganaderas). Como dato interesante diremos que nuestra feria es unos diez años más antigua que la propia feria de Sevilla.
ResponderEliminarPoco después de su nacimiento se trasladó a los días 25, 26 y 27 de septiembre.
Las ferias más notables que se dan en la provincia son las siguientes: en Sevilla los dias 18,19 y 20 de abril, en Mairena Alcor y Carmona el l de mayo, en Cazalla 2 de dicho mes en Osuna y Lora del Rio los dias 13 y 30 de Mayo, en Burguillos Constantina Alcalá de Guadaira y Carmona en dias 14, 15, 16 y 20 de agosto, en Marchena, Osuna, Utrera, Lebrija, Puebla de Cazalla, Ecija y Coria del Río en los dias 2 ,3. 8, 10, 12, 21 y 25 de setiembre y en Santiponce el 4 octubre
“Enciclopedia moderna: diccionario universal de literatura ..”., Volumen 32 de Francisco de P. Mellado (1855).
Como se aprecia las ferias estaban organizadas para no coincidir, la de Coria era en esa fecha el 25 de Septiembre
La feria tenía un sentido eminentemente comercial, pero no tuvo el éxito que en un principio se esperaba, ello hizo que no llegara a cubrir ni siquiera los gastos que suponía su realización, por ejemplo en el año 1845 tuvo un déficit de 955 reales.
Según parece esta baja actividad comercial de compra-venta de ganado, pero perdio rapidamente importancia como consecuencia de la competencia que suponía coincidir en parte con la Feria de Santiponce, la cual tenía más renombre y estaba más cerca de Sevilla.
A principio de siglo XX, en tiempo de feria, se realizaban becerradas y regatas, aspecto lógico teniendo en cuenta el carácter marinero de nuestro pueblo. En estas regatas aparecen tres modalidad diferentes: en primer lugar barcos de pescadores con dos remos y un timonel, botes con dos remos y un timonel y canoas con un solo tripulante
La feria de Coria del Río en 1931 tras la instauración de la II República Española, pasa a tener otra ubicación, "El Prado de la Soledad", justo al lado del parque Carlos de Mesa.Desde entonces hasta los años 60 las casetas que se instalaban eran evidentemente la del Ayuntamiento y dos o tres casetas principalmente para organizar bailes, el resto del espacio se dedicaba por las diversas atracciones.