Historia genérica de Coria y Sevilla en
el primer tercio del Siglo XIX
En los albores del siglo XX Andalucía y así mismo Coria, ya habían perdido
sobradamente el tren de la industrialización, iniciada en otras zonas europeas
un siglo antes, y seguían sumidas en la
crisis y lastrada por la pervivencia de sus injustas estructuras agrarias. Como
prueba de ello nos encontramos con que la propuesta de instalar en Coria la
fábrica de abonos (instalada finalmente en San Juan de Aznalfarache y conocida
más tarde como Cross) es rechazada por la oligarquía local que domina el
ayuntamiento. En efecto la instalación de dicha fábrica, suponía para ellos el
peligro de establecer una competencia de salarios con respecto a la miseria que
se le pagaba a los jornaleros corianos y por tanto iba en contra de los
intereses caciquiles. En los primeros
compases del s. XX, todavía tienen alcance las consecuencias sobre Sevilla y su
entorno la pérdida de las últimas posesiones coloniales de España (Filipinas y
Cuba).
Por otra parte este comienzo de siglo supuso unos primeros
avances técnicos como son la llegada de la electricidad a Coria y de los
primeros automóviles, lo que hizo que también se modernizase el camino que la
unía con Sevilla convirtiéndose en carretera.
Desde los comienzos
del siglo XX surge un impulso renovador en la ciudad de Sevilla con la
preparación de la
Exposición Universal de 1929. Este evento supuso la
potenciación del sector de la construcción nos deja la construcción que acompaño a la remodelación de la infraestructura de la
ciudad para modernizar y mejorar la comunicación: red de tranvías y canalización
del río. Entre los logros urbanísticos están la construcción de la Plaza de España y el Parque
de María Luisa. Todo ello supuso un empuje indirecto para Coria, pues dio mucho
trabajo a sus hornos de ladrillos, y al sector de transporte fluvial.
Entre 1903 y 1926, se realizaron las modificaciones especificadas
en el Plan Moliní con el fin de simplificar la navegación hasta el puerto de
Sevilla: el canal de Alfonso XIII, creando un acceso en línea recta entre los
dos extremos del meandro de Tablada. En 1926 el puente de hierro Alfonso XIII, fue
inaugurado por el mismo rey, se trataba de un puente basculante que permitía
pasar el canal de Alfonso XIII (la dársena). El puente de San Juan, fue
construido en 1930 y un año después en
1931, fue inaugurado otro nuevo puente basculante, el Puente de San Telmo.
Todas estas infraestructuras mejoraron la comunicación terrestre de Coria con
la capital.
La dictadura del
jerezano Primo de Rivera, entre 1923 y 1930, trajo consigo algunas mejoras,
destacando el declive del caciquismo. Las elecciones municipales de 1931, en Coria
como en el resto de España, supusieron una clara victoria del partido
republicano, cuya representación en los ayuntamientos desembocó en la
proclamación de la
Segunda República Española ese mismo año. La victoria de los
partidos republicanos en las principales ciudades españolas obligó al rey
Alfonso XIII a tomar el camino del exilio y se proclama la II República.
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A este negro panorama económico, sólo contrarrestado por las
exportaciones de vino y aceite, se añadió la repercusión de los procesos de
independencia en la América
española, que privaron a Andalucía de la influencia y los recursos comerciales
de siglos anteriores. Durante las décadas siguientes, mientras muchas zonas de
Europa iniciaban ya su despegue industrial, el desarrollo andaluz se vio
obstaculizado por el mal reparto de la tierra –un problema que en muchos casos
se remontaba a la distribución realizada por los conquistadores castellanos
siglos atrás– y la falta de iniciativa de las clases sociales que podían
protagonizar el cambio económico. Estos sectores se beneficiaron de la
liberalización de los cuantiosos bienes ociosos de la Iglesia , pero, lejos de
invertir sus ganancias en crear industrias, acentuaron el latifundismo y las
desigualdades.
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